lunes, 12 de enero de 2015

INFIERNO - Canto II

Otra vez oscurecía y me preparé para caminar un chingo y presenciar el sufrimiento del que con toda exactitud me acuerdo.


Entonces dije «Poeta, antes de empezar, no sé si tengo lo que se necesita para este viaje, tú escribiste que Eneas subió al cielo con todo y calcetines, seguramente porque dios sabía qué pedo con él, y que de algo serviría dejarlo pasar, esto no me parece indigno, porque este tipo fue elegido en el cielo para ser el alma del imperio romano, ahí donde fue el lugar elegido para que viviera el papa.


En el viaje de Eneas cuentas que escuchó cosas que le ayudaron a él y a la iglesia a triunfar.
¿Pero yo qué pedo? ¿Con qué méritos? ni yo ni nadie me cree digno, ¿qué tal que me vuelvo loco? Lo que quiero decir es... Bueno, tú eres la neta y entiendes hasta lo que no digo»


«Si entiendo bien» respondió «te quieres echar para  atrás porque ya te dio miedo, pero no le saques, déjame contarte por qué vine para que te sientas más tranquilo.


Yo estaba con las demás "almas suspendidas" cuando de repente me habló una mamacita, hermosa, de ojos brillantes y voz chida, me dijo: "banda, tengo un amigo que aún vive y tiene una bronca que lo esta haciendo retroceder del camino de la montaña, a ver si no es muy tarde, el güey está perdido y asustado según me cuentan en el cielo.


Hazme el paro y échale la mano en lo que necesite, yo soy Beatriz, y ya me quiero regresar al cielo, estoy aquí hablando contigo solamente porque quiero un chingo a ese cabrón.


Cuando regrese al paraíso le hablaré bien de ti al mero jefe."


Entonces se calló y yo le dije: "chica guapa, pa luego es tarde, tu boca es la medida, solo dime bien que quieres que haga", pero antes cuéntame cómo es que llegaste hasta aquí desde el cielo ¿no te da miedo haber bajado hasta acá?


Solo deben dar miedo las cosas que pueden dañarte, dios hizo que nada aquí pueda dañarme, hay una dama en el cielo que se compadeció del tipo al que iras a salvar, ella llamó a Lucía y le dijo «tu devoto necesita que lo ayudes, ahi te lo encargo»


Lucía, a quien no le gusta ver sufrir a nadie, fue a buscarme, yo estaba con Raquel, me dijo: Beatriz ¿por qué no ayudas a ese guey? Te quiso un chingo y se alejó de malas compañías por ti, ¡ayúdalo! ¿No ves que esta a punto de llevárselo la chingada?


Apenas escuche esas palabras y que salgo en chinga a buscarte, y llegué contigo porque sé que eres bien cabrón.


Al decir eso me miró llorando y yo salí hecho la madre a buscarte y quitarte de enfrente a la fiera que no te dejaba subir al monte.


¿Por que le sacas? ¿eres joto o que pedo? tienes influencias en el cielo, tres mujeres te echan la mano desde allá.»


Y entonces me arme de huevos y dije: «qué piadosa es ella por ayudarme, y qué a toda madre eres tú que le hiciste caso.


Gracias a lo que dijiste, me regresaron las ganas de seguir avanzando, guíame, sé mi jefe y maestro»


Así le dije y lo seguí por el camino.

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